Uno de los pecados capitales que consiste básicamente en ceder al deseo de la propia elevación. Es el aprecio desordenado de las propias cualidades, el desear poder. El alma se hincha tanto cuando aumenta el ego de la soberbia que no cabe ni en sí misma ni en el puesto que debe ocupar.

 

Cómo no......  también se da en los politiquillos de tres al cuarto, que en el ejercicio de sus funciones solo viven para poner placas en los sitios públicos y medallas en su pecho, aunque el mérito sea de otros